miércoles, 29 de septiembre de 2010

'¿Qué quieren de nosotros?'


México D.F., 29 de septiembre de 2010 .-“… [Q]ueremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos”. Señala el editorial de El Diario, de Ciudad Juárez, el 18 de septiembre 2010. Detallo la fecha porque sin lugar a dudas constituye un parteaguas en la historia del periodismo nacional: es el día en que un importante diario decidió alzar la voz y señalar que el Estado mexicano estaba ausente. Que los poderes fácticos (grupos ilegales) tenían el control de la seguridad de la població! n de esa ciudad fronteriza. El Diario subraya que Ciudad Juárez es una apariencia de Estado de Derecho, ya que lo que yace en el fondo es un vacío de autoridad del poder institucional y legal.

En un editorial anterior El Diario no reparó en señalar la ausencia e ineficacia de las autoridades legalmente establecidas para brindar protección a los miembros de esa casa editorial y a otros grupos vulnerables ante la amenaza de los grupos ilegales. Fue así como un periódico cimbró los cimientos de nuestro sistema político y judicial.

El Diario se atrevió a decir lo que muchos periódicos locales han afirmado y expresado durante años, no tienen a quién recurrir para demandar la protección que les brinda la Constitución de nuestro país.

La controversial editorial afirma con contundencia que El Diario no claudica en su deber de informar. Simplemente quiere conocer cuáles son las reglas del juego. A los que piensan que el periódico está cediendo a la presión de los grupos ilegales, la justa respuesta sería: lean lo que dice la editorial. Me parece poco acertado prejuzgar las decisiones editoriales.

Emitir un juicio de valor sobre el camino que tomaron sería demeritar sus palabras, sería pretender que sabemos, que olemos, que conocemos el terror que están viviendo. Falso, no lo conocemos en carne propia. Los más informados hemos recabado testimonios aterradores que dan cuenta de una sociedad arrinconada y que no es libre. Las palabras de la editorial citada llevan un tufo de desamparo, desprotección, abandono y soledad. El deterioro de la libertad de prensa en México ha llevado a decenas de medios y periodistas a hacer suyas las palabras de El Diario.

Sin embargo, no podemos permanecer impávidos ante un hecho como éste. Nos afecta, o debe de afectar, por la trascendencia que tiene para construir una sociedad democrática e informada. Para ratificar el papel social que tienen los medios de comunicación ante una sociedad que necesita información. Ningún medio debe dejar de analizar lo que dicen los colegas juarenses, eso sí sería poco ético. Al mismo tiempo, debemos de reconocer que el camino adoptado por El Diario es peligroso y sinuoso. No sólo porque da un nivel de interlocución con esos poderes de facto, sino porque, en un supuesto, si recibiese la solicitada respuesta e indicación, estoy seguro de que sería lejana a sus intereses periodísticos, a su mandato de informar de manera ética, profesional, equilibrada y oportunamente a la sociedad. La respuesta no servirá al periodismo y tal vez ni a la seguridad de los colegas.

En otras palabras, la respuesta de los poderes fácticos señalados responderá a su afán por intervenir en los procesos editoriales y en la generación de contenido para satisfacer sus intereses. Al final, así, todos perderíamos.

Sería injusto no señalar que hay funcionarios públicos (muy pocos) preocupados por lo que vive la prensa. Sería injusto no señalar que sus acciones no corresponden a la retórica de los altos funcionarios de gobiernos estatales y federal. Pero también sería injusto no señalar que sus acciones son pírricas y completamente ineficaces, y ahí la ausencia de resultados para sustentar el argumento. Las declaraciones a la prensa por parte de servidores públicos que refieren la fortaleza del Estado de Derecho parecen estar divorciadas de lo que viven poblaciones enteras. Las autoridades no podrán crear realidades a favor de la sociedad con sólo palabras con buena intención. Por ello el estoicismo de Alejandro Poiré raya la insensatez.

De acuerdo con las recomendaciones de la ONU y OEA, los altos niveles de impunidad son una señal de aliento para futuras agresiones. De ser esto cierto, debemos fortalecer las investigaciones. Para ello, Artículo 19 hizo la propuesta de crear una “Comisión Internacional contra la Impunidad en México”, a imagen y semejanza de la que existe en Guatemala. Dicho organismo de carácter internacional y de responsabilidad mixta entre los gobiernos y Naciones Unidas deberá tener como mandato apoyar a los ministerios públicos (y fortalecerlos en el proceso) en la investigación por el organismo internacional e independiente de casos de interés público y de graves violaciones a los derechos humanos, donde entrarían los casos de asesinato a periodistas.

El lacerante contenido de la editorial deberá generar interés, preocupación y puentes de solidaridad y confianza entre medios de comunicación. El interés traslapado es obvio: protegerse como gremio. Desunidos y enconados simplemente es una señal de aliento para esos poderes fácticos que tanto daño le están haciendo a la prensa. De no ser así, ¿qué medio le seguirá a El Diario?

Coordinador de Artículo XIX, capítulo México

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