TIJUANA, B. C. (SBC).- Recuerdo aquellos días en que se podía caminar por las calles de Tijuana sin temor alguno. Recuerdo aquellas reprimendas por parte de la gente mayor cuando se nos escapaba de nuestros labios alguna majadería, ‘tonto’, ‘menso’, ‘bruto’, ‘tarado’ eran grandes insultos… y también recuerdo como todo Tijuana se estremecía ante los grandes encabezados de sus notas rojas. Se dio una escalada de violencia en nuestra Tijuana ochentera en donde nos sentíamos realizados escuchando los éxitos musicales de los finales de los 70’s y los que dieron inicio a la época disco.
Y así como vimos el nacimiento de esta época, también nos tocó el surgimiento de levantones, ejecuciones y masacres como la de la rampa del Cetys, o los asesinatos en la discoteca Oh, o en el Tijuana Tilly’s. Vemos el inicio a lo que más tarde definen como una narco cultura donde se habla de narco juniors, y se integra un diccionario de argot de las drogas, raya, pincharse, meterse un tiro, y un sinfín de palabras que al igual son promovidas por los narcorridos, en los que narran historias de crimen, dinero y poder.
De esa época en la que generalmente recordamos la decadencia de esas generaciones y de las que después le siguieron, también recuerdo aquellas lecturas de civismo, ética, valores que nos hacían machetear y de que nunca pude comprender como tantos jóvenes se dejaban seducir por las drogas, o por las ambiciones desmesuradas. Siempre me preguntaba si era culpa de la escuela o de los padres. Yo le echaba la culpa a los padres que no habían estado al pendiente de ellos, de lo que hacían; pendientes de quienes eran sus amigos; pendientes de a dónde iban sus hijos. Recuerdo que iniciaron algunos esfuerzos por parte de las autoridades con campañas infructuosas como ¿Sabes usted donde están sus hijos?
Podríamos culpar al gobierno, a los maestros y a los padres. A los padres porque se les olvida enseñar a sus hijos sobre los valores y porque no es posible que no se den cuenta de los hábitos de sus hijos, los cambios en ellos, sus actitudes, en fin, no adquieren la responsabilidad que les toca de darles un buen ejemplo, tal vez, en esto muchas pueden ser las causas, como el abuso, el descuido, la indiferencia, etc. Al gobierno porque cada vez es más difícil que alguien tenga acceso a educación y para el colmo quienes tienen el privilegio de asistir a una escuela, resulta ser que los maestros no tienen la formación cívica y ética para orientarles, o simplemente les vale, o por otro lado su ejemplo dista mucho de ser congruente, cuando al alumno le piden recitar leyes y conceptos sobre democracia, justicia, y se tiene que quedar callado para no sufrir represalias. Por otro lado es por demás conocido que el analfabetismo genera condiciones de pobreza y se está más propenso a la violencia, debido a su desconocimiento. Esto no porque yo lo diga sino porque los estudios han demostrado la relación que existe entre pobreza y crimen. El problema es que la gente tiene como prioridad las cosas materiales, y enfocan su atención en cómo obtener altos ingresos para comprar más cosas o un “estatus”. Vemos entonces que las generaciones de hoy no tienen ningún interés en los valores. Ya lo decía un periodista Salvadoreño Oscar Mtnez, que a pesar que en muchos países de Centro y Sudamérica, en México se ve con descaro el vínculo de las autoridades con la delincuencia, y también mayor pérdida de valores sociales y morales. Como bien sabemos no se castiga la corrupción de funcionarios públicos, así que vamos hacia atrás como los cangrejos, de reversa papi.
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