martes, 30 de octubre de 2012

El ocaso de un senador bajacaliforniano


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TIJUANA, B. C. (SBC).- El entonces senador por Baja California desempeñó cargos importantes dentro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI. Conocía muy bien de los trabajos legislativos, fue bueno para meter reformas legislativas y para crear instituciones, para la interlocución y los amarres cupulares, para decidir los destinos, pero perdió el contacto con su pueblo, con la base, solito se desarraigó. Siendo diputado en la LV Legislatura fue de los que alentaron la reforma para pasar de 62 senadores a 128, de dos a cuatro por cada estado, a un precio que nos cuesta muy caro a todos los mexicanos. Fue una reforma a su medida, cuando salió de diputado federal (1991-1994) en el segundo trienio de Carlos Salina de Gortari, con la reforma que el propuso logró ser senador por Baja California (1994-2000). En su trabajo como diputado fue titular de la Comisión de Derechos Humanos en esa LV legislatura federal, cuando apenas comenzaba a posicionarse el tema democrático para acotar el poder y las atribuciones de los gobernantes, todavía no existía la CNDH; buen jurista, constitucionalista para ser exactos. Tenía sus dos oficinas en el segundo piso del edificio B del Congreso de la Unión. En la Secretaría de Elecciones del PRI Nacional, allá se llevó a Rubén Gómez y a Marcelino Hidalgo, ambos de Tijuana. Hugo Abel Castro Bojórquez se desempeñó como subsecretario, desde ahí comenzaron a poner y a quitar piezas para la elección estatal de 1995. En la federal de 1994 fue candidato al Senado de la República, entró ganando y también Guilebaldo Silva Cota, con la diferencia que Silva Cota se dedicó a ser maestro de las nuevas generaciones, a romper con la nefasta cultura de culto a la personalidad y a dinamitar las estructuras más antidemocráticas, además de ser un incansable promotor de la justicia entre los abogados y ciudadanos de otras profesiones. Mientras el otro, Amador Rodríguez Lozano, espantaba con el poder, se dirigía con todo el poder al sector empresarial, al mismo partido, tenía comunicación con el procurador de Derechos Humanos, con el Congreso de Baja California, con los colegios de abogados y de otras profesiones, era considerado un “mapache” de los mejores, luego quiso ser candidato a gobernador para el 2001, pero no pudo serlo a pesar de tener todo el poder en sus manos.

Para noviembre del año dos mil, apenas acababa de pasar la elección presidencial y Vicente Fox todavía ni tomaba posesión cuando ya en Baja California se preparaban con todo para la elección de gobernador. En aquel entonces, el presidente del PRI estatal era otro abogado, y a diferencia de Amador Rodríguez Lozano que sí escribió un libro, Lo claroscuro de la representación política, el presidente del PRI en Baja California no dedicaba (ni va a dedicar) ni un minuto a lo sublime, sino se dedicó a preparar la aspiración política más personal y vulgar de la que se haya tomado nota.

En el 2001 la elección de candidato a gobernador fue abierta, votaron todos los priistas por su candidato, Amador Rodríguez Lozano tenía cooptada la estructura formal de partido, todos los que se sentían líderes estaban con él, sin embargo en el ocaso de su esplendor, cayó en las urnas de un proceso interno. Nunca aceptó los resultados democráticos y casi al mismo tiempo, Jorge Fernando Castro Trenti renunció a la presidencia del PRI de Baja California para poder ser candidato a diputado local, sin embargo a pesar que dentro del PRI se votó para elegir candidato a gobernador, alcaldes y diputados de distrito, por Castro Trenti no se votó, se fue en la lista de los que perdiendo entran.

Al paso de los años, Castro Trenti se quedó con el PRI en Baja California y en cada municipio, una institución que ha inmovilizado. Ha premiado la mediocridad y la incondicionalidad, ha sido excluyente de toda forma de actuar y de pensar que no sea la suya. Tiene el Órgano de Fiscalización del Congreso de Baja California sin que nadie los audite, el mismo congreso local parece ser de su propiedad y además dispone de la Procuraduría de Derechos Humanos y Protección Ciudadana de Baja California, sin ninguna utilidad, salvo construir su anhelo de poder y disponer de plazas laborales y recursos económicos sin medida. Esa ha sido su vida, y parecido a Rodríguez Lozano, también ha sido su ocaso.

Al iniciar el año 2013, la primera elección del calendario electoral es Baja California. El priismo está obligado a recuperar la entidad. Se requiere un candidato que logre acuerdos entre los distintos grupos, que el presidente del PRI logre la unidad y ponga orden en los ayuntamientos, principalmente en la zona costa. En la difícil tarea no ayudan los que operan a favor de uno u otro candidato sin lograr la unidad, primero es la unidad como proyecto y luego el candidato. El candidato del PRI debe ser un candidato probadamente ganador porque en Baja California no existen gubernaturas plurinominales.

En el 2001, Amador Rodríguez Lozano perdió la posibilidad de ser postulado como candidato a gobernador por el PRI, buscó al PRD que lo rechazó, fue candidato del Partido del Trabajo y de todos modos perdió. En la actualidad el PT pide una alianza con el PRI por la gubernatura de Baja California, condicionan su participación, sí y sólo sí si es candidato Fernando Castro Trenti. El otro senador de Baja California en el ocaso.

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