viernes, 8 de junio de 2012

SIN CORTAPISAS




* La libertad de prensa se debe de ejercer respetando derechos fundamentales, principios legales nacionales e internacionales que deben de atender todos los medios de comunicación al momento de difundir información.
TIJUANA, B. C. (SBC).
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Es preciso distinguir entre libertad de expresión y libertad de prensa. Si nosotros hablamos sin temor a que nos maten o nos metan presos, tenemos libertad de expresión. Es una libertad que ha existido casi siempre, Si alguien no puede decirle a su vecino lo que piensa sin riesgo, no tiene libertad de expresión, pero si no consigue hacerlo publicar en los diarios ni decirlo por radio, no tiene libertad de prensa.
La  Libertad de expresión ha existido casi siempre en las civilizaciones, con la condición de lo que no ponga en peligro al grupo, al Estado, a la nación. Hoy, cuando el Estado se entromete en casi todo y todos esperamos de él, todas las libertades están en retroceso porque el poder las tiene en un puño. La protección de los medios de comunicación y voces críticas o disidentes resulta esencial para cualquier democracia por lo que promover su estigmatización a través de juicios mediáticos contraviene los principios que la sustenta. En un contexto de violencia, el ejercicio de un periodismo crítico e independiente resulta crucial para la rendición de cuentas y construcción de una cultura de paz.
SIN CORTAPISAS
El discurso ético es descodificado, interiorizado en el medio (periódico, noticiero de radio o TV, periódico electrónico), el texto informativo (la noticia, el reportaje interpretativo, el artículo de opinión) y la audiencia (que el medio captura y vende a los publicistas). Si trabaja para el Estado, será un componente de esta otra fuerza social. El periodista independiente  puede aparecer en este sentido más libre para ejercer este rol de fiscalizador que le impone su marco ético. Pero la gran mayoría de los periodistas, viven cotidianamente la contradicción de vender a sus empleadores (estatales o privados) no sólo su fuerza de trabajo física, sino también la intelectual, lo que restringe su facultad fiscalizadora. Recientes investigaciones nos muestran, constatan cómo los vínculos de los dueños de los medios con grandes grupos económicos y gobiernos de turno, las injerencias de las gerencias  el área periodística, y las amenazas y presiones de poderes fácticos, obstaculizan la labor de los periodistas investigadores. Así y todo, su obligación es fiscalizar a cada una de estas tres fuerzas, velando por su valor en juego: los derechos humanos en su más amplio sentido. Sea que trabaje desde el área del Estado, del Mercado o de la Sociedad Civil, deberá estar en permanente vigilancia y, en el caso de los profesionales deberá actuar siempre de acuerdo con su conciencia y rechazará y denunciará cualquier intento de presión que tenga por finalidad hacerle transgredir las normas de su Código Ético.

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