sábado, 31 de diciembre de 2011

Se va parte de la ¨LEYENDA NEGRA DE TIJUANA¨

* La tristemente célebre cárcel de la calle 8 ahora es cosa del pasado y el terreno se vende en 20 millones.

TIJUANA, B.C. (SBC).- Sin lugar a dudas que fue muy atinada la decisión del cabildo tijuanense que preside el priísta Carlos Bustamante Anchondo, al demoler las vetustas instalaciones de lo que fue la comandancia de la policía municipal ubicada en la esquina de la calle octava y Constitución, para crear un fideicomiso a fin de regenerar el centro histórico con los 20 millones en que se está vendiendo ese predio mediante una licitación. Es sabido que esas viejas instalaciones inauguradas en 1957, se fueron construyendo en partes con ampliaciones de madera que representaban un riesgo en caso de alguna contingencia y que el galerón de la parte de atrás donde se hizo en cinco niveles la cárcel pública municipal, también representaba un peligro en caso de un sismo. Pero más que nada, los tijuanenses recordamos que la tristemente célebre cárcel, de ser preventiva para arrestos por faltas administrativas, se convirtió en parte de la ¨leyenda negra¨ de Tijuana, ya que los reos sentenciados por delitos del orden común y federal, se amparaban para no ser trasladados a la penitenciaría del estado. Ahí en la cárcel de la calle 8, los detenidos por faltas administrativas a quienes entonces los ¨quinceaban¨, esto es, estaban internos hasta por 15 días en caso de no pagar su multa, se revolvían con reos peligrosos sentenciados por delitos graves, quienes mantenían sus cotos de poder mediante la corrupción que imperaba entre autoridades, directivos y custodios. Basta recordar el caso de uno de los presos más connotados detenido por delitos federales, el narcotraficante José Contreras Subías, a quien se le permitía salir custodiado por los mismos policías y que, en el interior de la misma cárcel tenía un verdadero bunker con todas las comodidades, habitaciones de lujo con jacuzzi, teléfonos, televisiones y computadoras, hasta que les tomó la medida repartiendo dinero a manos llenas y se fue tranquilamente como si nada saliendo por la puerta sin ningún problema. Otro episodio fue cuando un interno de la banda de secuestradores ¨nayaritas¨, intentó escapar armado hiriendo a varios custodios donde uno de estos murió y al no poder encontrar las llaves de la entrada por donde saldría, se regresó al patio interior de la cárcel y se sorrajó un tiro de lado a lado de la cabeza, desangrándose sobre la coladera quedó ahí tendido. Hay otros casos que han sido consignados por los medios informativos en medio del escándalo de los mismos directivos que recibían maletines llenos de dinero por parte de los jefes de los carteles para que los policías no los molestaran, y que a la postre le costó la vida al ex director Benítez, ya que por no aceptar un arreglo fue ejecutado por sicarios cuando iba circulando por la central camionera. Luego de que hace un año y meses, el ex alcalde panista Jorge Ramos Hernández tomó la buena decisión de reubicar a nuevas y modernas instalaciones la secretaría y dirección de seguridad pública municipal a Otay, el edificio de la calle ocho quedó vacío. Precisamente antes de terminar su gestión, Ramos había determinado que este lugar sería para oficinas de las organizaciones de la sociedad civil,, e incluso le dio a conocer a los reporteros de la fuente en una reunión a pocas semanas de concluir su gobierno, que la Asociación de Periodistas de Tijuana tendría un espacio en dicho lugar. Pero uno propone y dios dispone, y los planes del ex alcalde blanquiazul no se llevaron a cabo, ya que desde el inicio de su administración, el nuevo alcalde priísta no decía esta boca es mía con respecto a lo que se haría con el viejo edificio de la 8.
Foto:Cuauhtémoc Alvarez Inzunza

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