Los argumentos, casualmente los mismos en todas las notas, y de todos los columnistas, señalan que se han efectuado malas prácticas de manejo de recursos financieros, tratos directos corruptos, violencia de género, viajes inexistentes patrocinados por proveedores, etc., sin ofrecer prueba alguna, con el raquítico sustento periodístico del “dicen” o “se comenta”.
El personal de la CFE ha actuado bajo los lineamientos de esta administración pública para combatir la corrupción. Los manejos de recursos financieros de la CFE están al alcance de cualquier persona que quiera consultarlos. La información está disponible en la página web de la Comisión Federal de Electricidad.
Los contratos colectivos de trabajo se han negociado dentro de la política salarial del gobierno federal. El dinero que se usa para viajes, campañas publicitarias y otras tareas se apega a los objetivos éticos y de responsabilidad financiera de la CFE; y su información es pública.
Asimismo, ninguno de los funcionarios tiene denuncias ante las instancias encargadas de castigar actos de corrupción o de violencia de género. Es evidente que se trata de una campaña financiada por aquellos que, durante todo este sexenio, dejaron de verse beneficiados por esta administración, que se encargó de rescatar a la CFE.
No es casual que todo esto suceda en medio de un proceso de entrega-recepción, a unos cuantos días del cambio de administración. Les es muy conveniente desprestigiar a quienes no permitieron su beneficio.
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