Marina

martes, 27 de julio de 2021

LeerEntreLíneas: FRANQUICIAS ELECTORALES (II)

*  Por Francisco Ruiz*

Semanario Balún Canán/ TIJUANA, B. C., (SBC).- En la reflexión que compartí con ustedes la semana pasada, utilicé el concepto de “franquicia” como una alegoría para definir a las representaciones de los partidos políticos nacionales en los estados. Sin embargo, por un error involuntario, omití referirme al partido Movimiento Ciudadano (MC). Por ello, comenzaremos diciendo que este partido logró 24,547 votos en favor de su candidato a gobernador, es decir, el 0.84% del total del listado nominal. Aunque, si nos basamos en la votación emitida el pasado 6 de junio, el resultado mejora considerablemente, pues alcanza el 2.19%. 

Entonces, ¿por qué algunos partidos conservarán sus prerrogativas locales si en la elección de gobernador les fue mal? Sencillamente porque el artículo 62 de la Ley de Partidos Políticos de Baja California nos indica que se pierde el derecho a dichas prerrogativas por no obtener el 3% de la votación emitida en ALGUNA de las elecciones de gobernador, diputados locales o ayuntamientos, incluso, si participa coaligado. Es decir que la autoridad electoral toma como referencia la mayor cantidad de votos, sin importar si estos son para gobernador, diputados o presidentes municipales.

Por ejemplo. El partido más antiguo de México, de manera individual, logró 31,784 sufragios para su candidata a gobernadora. Mientras, si sumamos la cantidad de votos que obtuvo en los cinco ayuntamientos, la cifra aumenta a 58,752. Además, conquistó 59,987 votos por el total de los 17 distritos locales. Por lo que, si las prerrogativas hubiesen dependido del resultado alcanzado por la candidata a gobernadora, dicho instituto político no las hubiera contado, ya que, en este caso, la preferencia electoral se concentró en las candidaturas a diputaciones locales.

Tratándose de uno de los partidos de más reciente creación, el cual se consolidó como segunda fuerza electoral en Baja California, los resultados fueron: 346,547 votos para el candidato a gobernador; 146,054 sufragios para los ayuntamientos, y 167,481 para los aspirantes a legisladores. La simpatía hacia el abanderado del partido morado se refleja de manera sobresaliente.

El partido ganador de dicha contienda, per se, consiguió lo siguiente: 497,429 para la gobernadora electa; 475,790 para los candidatos a alcaldes, y 485,670 para los candidatos al Congreso estatal. Donde se reflejó una menor preferencia hacia quienes aspiraban a gobernar los municipios. 

Aplicando la misma fórmula para el partido naranja, sus candidatos lograron 42,682 sufragios para alcaldes, y 49,256 para diputados, a estos últimos le deben la única curul que les asignaron en la XXIV Legislatura.

Dicho sea de paso, todas las cifras anteriores se obtuvieron con base a la distribución final de votos registrada en las actas de cómputo hechas públicas por el Instituto Estatal Electoral de Baja California en su sitio oficial de internet.

En conclusión, la productividad y “rentabilidad” político-electoral de las “franquicias” de los partidos políticos nacionales fue, como la pandemia, bastante atípica. Las buenas noticias son, por un lado, que la participación de los bajacalifornianos registrados en el listado nominal aumentó, y, por el otro, que, por lo que se aprecia, esta vez, “la pensaron” muy bien al emitir su voto.

Post Scriptum: “Los hombres son más fácilmente gobernados a través de sus vicios que a través de sus virtudes”, Napoleón Bonaparte.

* El autor es catedrático, escritor y estratega político.

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