lunes, 29 de diciembre de 2014
Palco de Prensa: La batalla perdida.
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TIJUANA, B. C. (SBC).- A unos días de que se revelen los nombres de los candidatos de cada partido político, que contenderán en las elecciones intermedias del 2015, nadie puede presumir que tienen el triunfo en las manos. Por el contrario, la mayoría sabe, de antemano, que esta es una batalla perdida.
Las razones son muchas. Demasiadas.
Una de ellas, es que los partidos políticos, no son tales, sino meras camarillas de socios, compadres, amigos, familiares y cómplices.
Se mueven en círculos tan pequeños y cerrados, que solamente unos cuantos son los dirigentes. Unos cuantos los que acaparan las candidaturas. Unos cuantos los que se benefician con las candidaturas plurinominales o de lista. Hoy en el Senado, mañana en una diputación federal. No es el amor a la patria, los que les mantiene ahí. Para nada.
Son los sueldos y excelentes prerrogativas que perciben. La dieta mensual de un diputado federal, es de 74 mil pesos, más otra cantidad similar de apoyos económicos, que cubren asistencia técnica y atención ciudadana. Ni el más excelente ejecutivo empresarial, recibe tales cantidades. Y sin hacer gran cosa.
A eso agréguenle los bonos, cuando se trata de aprobar propuestas legislativas del jefe del ejecutivo federal. O las gratificaciones, por avalar y votar a favor de tal o cual ley, que beneficia a determinado grupo empresarial.
Como las posiciones no son demasiadas, y los que las tienen, no las quieren soltar, los partidos políticos no crecen, pues los marginados, prefieren crear su propio partido político.
El PRD, es el ejemplo más claro de esto. Lo integran las llamadas “tribus”, de izquierda, pero con versiones modificadas. No crecen, porque resulta difícil que se pongan de acuerdo.
Lo mismo pasa en el PAN, que a nivel nacional se maneja en corrientes. Los calderonistas, los maderistas, los foxistas, en lo particular y neopanistas, en general.
Individuos mediocres, de una modesta trayectoria política, se cuelgan de la corriente que tiene el mando y ascienden hasta las posiciones más privilegiadas. La Secretaría de Gobernación, por ejemplo. Se creen los dueños del mundo.
En el caso del PRI, las cosas no son del todo diferentes. Las corrientes son temporaleras y se privilegia a la del Presidente de la República en turno. Los demás, se tienen que conformar, con las migajas que les den. En espera de que en el siguiente sexenio, les toque mejor suerte.
Tratándose de partidos chicos, son como organizaciones familiares. Tienen tan pocas posiciones, que solo alcanza para la familia y para los compas.
En sus limitaciones, sus codicias y sus pequeñeces, las postulaciones se otorgan a los que regentean las franquicias partidistas. En su mayoría, “cartuchos quemados”, que ya repitieron en varios cargos y en todos exhibieron sus debilidades y sus excesos.
No obstante, necios que son, se empeñan en aparecer de nueva cuenta en las boletas electorales. El argumento a su favor, es que no hay otros que no sean ellos.
Si a nadie dejan pasar, obviamente, no hay otros que hayan hecho carrera política y que hayan tenido oportunidad de demostrar capacidades y habilidades.
Tan mal andan los partidos políticos, que tratando de evitar riesgos, al impulsar nuevos valores, pero desconocidos, en esta ocasión habrán de postular a los más conocidos, aunque “quemados”.
Aquellos que han sido señalados de corruptos y de malos gobernantes, son los que irán a la cabeza de las listas de los prospectos. Todo, porque son muy conocidos.
La cuestión es que “el pastel” es grande y alcanza para todos. Unos más, unos menos. De nueva cuenta, el dilema será el votar por los menos peores.
La legislatura federal, la conforman 300 diputados de mayoría relativa y 200 de representación proporcional. En total 500.
De estos, 212 son del PRI, 114 del PAN, 104 del PRD, 29 del PVEM, 16 del Movimiento Ciudadano, 15 del Partido del Trabajo y 10 de Nueva Alianza.
Para la mayoría de los partidos de oposición, el objetivo de los comicios del 2015, es lograr, por una parte, el mayor número de curules. Por la otra, el debilitar al PRI lo más posible, para revertir las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto.
Las condiciones prevalecientes en el país, con un alto nivel de inseguridad pública y violencia, así como los enormes porcentajes de pobreza, a dos años de iniciada la presente administración federal, se advierte serán contrarias a los candidatos priístas.
Sin embargo, de una u otra forma, las condiciones son adversas para los candidatos de todos los partidos políticos. En especial, porque la de Baja California es una población apática, con un alto nivel de abstencionismo. Por ello, la del 2015, es casi una batalla perdida.
gil_lavenants@hotmail.com
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