* Programa Comunitario del Centro Cultural Tijuana, presente en el libro de tercer grado de la SEP editado por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
Semanario Balún Canán/ TIJUANA, B.C (SBC).- En lo que constituye un reconocimiento a la presencia del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, y su trabajo en la comunidad, el libro de texto de tercer grado de educación primaria vigente en el presente año escolar en Baja California contiene referencias precisas a la institución.
Titulado “Baja California, la entidad donde vivo”, el texto es de la autoría de los profesores Jesús T. Zavala Pulido, Thania Cristal Ayala Salazar y Héctor Mejorado de la Torre, aparece avalado por la Secretaría de Educación Pública, tanto federal como estatal, e incluye menciones al Cecut y su labor dentro del Programa de Cultura Comunitaria, uno de los proyectos insignia de la actual administración federal.
Publicado por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, el volumen está dirigido a la población escolar de todo el estado y las referencias al Cecut que aparecen en sus páginas resultan de gran valía toda vez que destacan la importancia de sus actividades no solo en esta frontera, sino en las distintas comunidades de Baja California donde está presente a través de su labor, incluso fuera de los límites del estado.
“Quien conoce su lugar de origen aprende a valorar lo que le rodea”, con esa idea básica, el libro presenta imágenes de paisajes naturales y símbolos arquitectónicos que identifican a cada uno de los municipios de Baja California, entre los cuales no podía quedar fuera el emblemático edificio del Cecut, obra de los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Manuel Rosen Morrison, que lejos de ser solamente un recinto cultural se ha convertido en un icono con el que se identifica a esta urbe fronteriza.
Inaugurado a finales de octubre de 1982 y conocido en el habla popular como la “Bola” por su monumental forma de planetario, el Domo IMAX representa no sólo el primer edificio con que contó este Centro Cultural, sino el emblema más reconocido de la ciudad y motivo de orgullo para sus habitantes.
El hecho de presentar al Cecut como el símbolo urbano de esta frontera no carece de importancia, toda vez que siembra en la conciencia de los escolares la imagen que representa su lugar de residencia y establece lazos de identidad en una población que, por efectos de la migración interna, procede en un alto porcentaje de otras partes del país, lo que resulta de enorme valía para reforzar el arraigo al terruño local.
Pero más allá de esta función identitaria que ofrece el Cecut como emblema citadino se encuentra la actividad misma de la institución, en particular su programa de Cultura Comunitaria que representa un medio de vinculación con núcleos de población alejados de los centros urbanos y aun dentro de la misma ciudad con grupos de personas vulnerables o que padecen algún grado de marginación social.
Al respecto, el libro “Baja California, la entidad donde vivo” señala lo siguiente: “El Programa Comunitario del Centro Cultural Tijuana está dirigido a más de 44 comunidades de personas vulnerables. El programa cuenta con 64 talleres que abarcan disciplinas como literatura, artes escénicas, música, danza, grabado, artesanías, lenguas originarias, narración oral y cine”.
De especial importancia resultan las tareas desplegadas por el Cecut en comunidades de los pueblos originarios de Baja California, donde sostiene una plantilla de maestros e instructores de talleres pertenecientes a las propias comunidades, donde preservan los saberes ancestrales transmitiéndolos a las generaciones más jóvenes.
En consonancia con las líneas de trabajo marcadas por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el programa comunitario del Cecut dio inicio en marzo de 2019 y desde entonces ha ampliado su rango de incidencia en la región.
El programa se materializa a través de 64 talleres de carácter permanente, los cuales son impartidos por más de medio centenar de artistas y promotores culturales financiados por el Cecut, quienes desde el año pasado han debido mudar sus actividades al ámbito digital a causa de la contingencia sanitaria que vive el país.
En la actualidad, el Programa de Cultura Comunitaria del CECUT opera en cinco municipios de Baja California —Tijuana, Playas de Rosarito, Ensenada, San Quintín y Mexicali—, pero también en poblados como Bahía de los Ángeles, Ejido Ajusco y La Huerta, al igual que en comunidades kumiai y pa ipai en San Antonio Necua, San José de la Zorra y Santa Catarina, así como en la comunidad purépecha asentada en Tijuana e incluso en San Luis Río Colorado, en el estado de Sonora y la ciudad de El Cajón, en la vecina California, donde prestó servicio en una escuela de enseñanza básica fundada por mexicanos.
Los sectores sociales a los que se dirige el programa comunitario son niñas, niños y adolescentes en situación de reclusión, hombres y mujeres presos, jóvenes en centros de rehabilitación, albergues para migrantes, orfanatorios, comunidades y planteles indígenas, mujeres y niños en situación de indefensión, niñas y niños con VIH, comunidad transgénero y LGBT+, adultos mayores y personas con discapacidad.
En suma, las referencias puntuales al Cecut y su Programa Comunitario que aparecen en el libro de tercer grado de primaria constituyen un reconocimiento a la presencia de la institución y el papel que ha desempeñado para la promoción cultural y la educación artística en una diversidad de disciplinas y cuyos destinatarios son, en este caso, comunidades vulnerables de Baja California.
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