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* Hoy, la situación es caótica, Rosarito tiene una policía
marcadamente corrupta, el grupo enquistado en los mandos de la
corporación preventiva rosaritense, gracias a la política publica lesiva
del alcalde Javier Robles
TIJUANA, B. C. (SBC).-Los
Consejos Ciudadanos de Seguridad Pública (CCSP), emergen gracias a la
exigencia de la sociedad, que harta de la apatía y colusión de las
autoridades para combatir a la delincuencia organizada, para que
cumplieran con su obligación y mandato constitucional y como apoyo de
los ciudadanos a sus gobernantes en el tema que en casi una década a
lacerado enormemente a los residentes en todo el país.
Su conformación, integración y operación, fue gracias a la participación
desidia de los ciudadanos cansados y agobiados por las actividades
criminales de las diferentes organizaciones que operaban en todo México y
que fueron degradando la calidad de vida, la seguridad y la
productividad de la gran mayoría de los estados que se vieron y se ven
azotados por este flagelo.
Su postura ha sido, cuando menos en
teoría participar, pero a la vez, fustigar a la autoridad de los tres
órdenes de gobierno a que, primero cumpla con su tarea de combatir y
erradicar la violencia e inseguridad, a no bajar la guardia y a ser,
sobre todo, un observante irrestricto de los ordenamientos y leyes de la
materia, sin que esto implique el debilitamiento en la aplicación de la
fuerza por parte de las autoridades en su lucha diaria contra la
delincuencia.
Lo anterior en la praxis, cuando menos en Playas de
Rosarito es una falacia, el ente ciudadanos solo existe en membrete,
desde su creación fue en organismo sujeto a los caprichos y designios
del alcalde Hugo Torres Chabert, quien puso y dispuso de sus miembros a
su soberano antojo, siempre aquellos que le son fieles y que le avalaron
sus estadísticas de efectividad en el combate a la inseguridad, eso si,
con respecto a la reducción de los embates de los crímenes de alto
impacto estos los redujo a casi cero.
Pero con relación al ataque
a los índices de los delitos comunes, como robo a casa habitación,
automóviles y asaltos, en estos no tuvo la misma efectividad que con los
de alto impacto, sin embargo, a los ciudadanos en cada tribuna a la que
asistía les mentía y aseguraba, con el aval del CCSPM, que los delitos
iban en decremento.
Hoy, la situación es caótica, Rosarito tiene
una policía marcadamente corrupta, el grupo enquistado en los mandos de
la corporación preventiva rosaritense, gracias a la política publica
lesiva del alcalde Javier Robles, han degenerado los logros alcanzados
por su antecesor en materia de transparencia, credibilidad y asepsia al
interior del cuerpo policiaco, en detrimento de la confiabilidad de los
ciudadanos hacia el ente preventivo y sus mandos.
El solo hecho
de mantener por un extraño y oscuro capricho por parte del presidente
municipal en colusión con el Sindico Procurador Roberto Perales, al
director de la policía Francisco Castro Trenti, pese a no haber
acreditado los exámenes de control y confianza, y mantener en la
comandancia operativa a un mando que en los exámenes de evaluación
resulto no apto para ello, indica la comisión de un delito, que por
razones sumamente extrañas no señala ni critica el Consejo Ciudadano de
Seguridad Pública.
Y solo existe una explicación para ello, son
cómplices sometidos a la voluntad de la autoridad, la calidad moral con
el que se suponen cuentan y es su mayor sustento ante la sociedad, se
les esfumo gracias a los dineros que el gobierno local les entrega, por
lo tanto, si ya no es un ente al servicio y en apoyo de los
rosaritenses, simple, que desaparezca.
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