miércoles, 11 de agosto de 2010

'Informar bajo amenaza'


México D.F., 10 de agosto de 2010 (Javier Darío Restrepo / El Universal).- Lo mejor y lo peor de los periodistas se pone al desnudo cuando los violentos atacan. De esa experiencia, la prensa del mundo ha extraído prácticas y principios sabios que han sido su defensa y la de sus audiencias. Estos son algunos de ellos:
1.- Cuando el terrorista ataca, debe encontrar una sociedad unida y solidaria. En el caso de un periodista y de medios de comunicación, la experiencia aconseja que las informaciones sobre acciones terroristas sean el producto de un equipo y no de una sola persona, y que entre medios haya colaboración y unidad de políticas informativas porque no se trata de la usual competencia comercial, sino de la defensa conjunta de una sociedad bajo amenaza.
2.- El acto terrorista plantea un desafío informativo, no para informar primero, o de la manera más impactante, sino del modo más útil para la sociedad y más independiente de las intenciones del terrorista. Mientras el terrorista busca: 1.- aterrorizar, 2.- desacreditar a las autoridades, 3.- proclamar la aparición de un nuevo poder; el periodista, al informar se propone: 1.- tranquilizar, 2.- dar apoyo a las autoridades; 3.- mostrar la catadura de los terroristas.
3.- El periodista sabe que el derecho a conocer no se responde con las informaciones que el terrorista quiere difundir, ni con las imágenes que él quiere mostrar. Está de por medio, no el derecho a conocer lo que sea, sino lo que permita a la población conocer para decidir en libertad. Consignas propagandísticas, monserga demagógica, amenazas y presiones intimidatorias no responden el derecho a conocer, sino que lo limitan. Por eso, el periodista asume su responsabilidad de defender el derecho de sus lectores a decidir en libertad y sin presiones.
4.- Un acto terrorista se puede informar:
O teniendo en cuenta sólo los sentidos de las personas: vea, oiga.
O puede ser información dirigida a su inteligencia y capacidad de participación.
La información a los sentidos promueve reacciones emocionales: el miedo, la rabia, la angustia, el derrotismo. La información a la inteligencia convoca la participación y la búsqueda de salidas racionales al conflicto.
5.- Ante el acto terrorista, el periodista puede decidir:
Por una información espectacular que responda a la curiosidad de las personas para vender ejemplares o elevar la sintonía del medio.
O por una información sosegada e inteligente que sirva al interés por el bien de todos. Ésta es la que crea una conciencia colectiva de solidaridad y participación.
6.- La exigencia de publicar comunicados de los terroristas plantea un dilema: o publicarlos a la letra, lo cual equivale a cederle el control a los terroristas, o incluirlos dentro de una información contextualizada (con antecedentes, contexto, consecuencias y análisis crítico), que es mantener el control para beneficio de los lectores.
7.- Todo acto de comunicación tiene consecuencias. Ceder a la presión de los secuestradores para que se publiquen sus textos los convencerá de la eficacia del secuestro como mecanismo de presión y los secuestros se repetirán.
8.- La acometida terrorista contra la prensa ha puesto al periodismo ante la alternativa:
De un periodismo reactivo que sólo registra, desprovisto de iniciativa, de ejercicio crítico y sin intencionalidad. Es un periodismo zombie manejado a control remoto.
O un periodismo proactivo, sin más amo respetable que el lector, con periodistas a los que guía la pasión por darle al lector una información inteligente, como materia prima para sus decisiones libres.
Siempre se ha dicho que una crisis es una oportunidad. La que hoy sufre el periodismo mexicano le está haciendo ver sus debilidades, pero también sus posibilidades. Es cuestión de tomarlas o dejarlas.
*Especialista en ética periodística

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