miércoles, 16 de julio de 2014

Palco de Prensa: Los asesores ciudadanos.


TIJUANA, B. C. (SBC).- El pasado jueves 3 de julio, del año en curso, bajo el título “Desde la barrera”, el columnista hacía referencia, a la expresión aquella de que “Los toros se ven mejor desde la barrera”, y que sirve para ubicar a los espectadores de todo tipo de evento, cultural, artístico, social, deportivo, económico y político.
La referencia era con la intención de observar, que, como espectadores, es común que sean los mejores lidiadores de toros, los mejores beisbolistas o futbolistas, directores técnicos, pugilistas e incluso políticos.
Señalaba que, desde la comodidad del asiento de espectador, es común escuchar a alguien gritar, o simplemente decir, cómo es que debió actuar el protagonista principal del evento. Que tratándose de la tauromaquia, por ejemplo, es fácil imaginar que el torero parece un simple bailarín de valet. Pero que, ni por aquí nos podemos imaginar, el estar parados y ver venir a un enorme toro, continuar plantados, firmes, estóicos, sin inmutarnos, para hacerle la faena.
Luego de establecer, analógicamente, la condición del espectador, frente a toreros, pugilistas o futbolistas, y lo que implica la expresión “Los toros se ven mejor desde la barrera”, advertía que no es lo mismo, ser simple espectador, que el sentir el peso o presión que tienen que soportar, los protagonistas de determinado evento, cuando se ostenta la representación de un país.
Decía, a propósito de la participación del representativo de México en el Mundial de Futbol, en Brasil, que los connacionales, en las gradas, quisieran que sus paisanos fuesen los mejores en la cancha, y que por ello los critican severamente, e incluso los insultan, cuando fallan un penal, cuando no pueden atajar un balonazo, cuando otro jugador los burla o les quita el balón, con aparente facilidad.
Empero, advertía que si alguien, pudiese cambiar su cómoda posición de espectador, y meterse al campo a suplir a cualquiera de los jugadores, podría entender aquello de que “los toros se ven mejor desde la barrera”. Que tendría qué reconocer el valor y la calidad de juego, de unos y otros. Que no es nada fácil el papel que desempeñan, y entonces, serían más serenos, más sensatos y justos, en su cómodo papel de meros espectadores.
Entonces, establecía que algo casi similar ocurre en la política. Decía que los que están fuera de la función pública, como espectadores, son severos críticos de los gobernantes y se atreven a señalar fallas o excesos, al grado de que presumen que ellos harían mejor papel. Que serían formales, ejecutivos, contundentes. Que llamarían a las cosas por sus nombres.
Hacía hincapié en que así pensaban muchos, que vivían ajenos a la política, que rechazaban toda posibilidad de involucrarse en actividades partidistas y que se cerraban a la simple suposición de participar en actividades políticas. Sobre todo, a imaginarse algún día desempeñando un puesto público. Que, como simples ciudadanos, cual meros espectadores, eran los más severos críticos.
Decía que esos ciudadanos, meros espectadores, que siempre se habían mantenido ajenos a la política, cuando de pronto se ven ocupando un cargo público, experimentan una sensación fabulosa. Que tiene que reconocer, que no es lo mismo, ser pato, que escopeta. Que es cómodo, ser espectador y critico. Pero que la función pública, es más compleja, de lo que imaginaban.
Cabe hacer todas estas observaciones, porque la mayoría de los ciudadanos, son buenísimos espectadores, pero son totalmente apáticos y desinteresados, a participar o colaborar, para que los gobernantes cumplan con sus responsabilidades. Pocas veces, la crítica llega a convertirse en propuestas serias y participación social.
Aunque también los propios gobernantes tienen la culpa, de que los ciudadanos  no se involucren en las tareas públicas. La idea es que si pagan impuestos, con eso basta. Pocos son los que están dispuestos a dejar su cómoda posición de espectadores, para convertirse en coadyuvantes en la búsqueda de soluciones a la compleja problemática citadina.
Esta semana, ocurrió algo inusual. El pasado lunes 14 de julio, del año en curso, el XXI Ayuntamiento de Tijuana, representado por el Alcalde Jorge Astiazarán Orcí y el Secretario de Administración y Finanzas del gobierno municipal, suscribieron un convenio de participación ciudadana en materia fiscal, con representantes de varias organizaciones de profesionales de la contaduría y las cuestiones fiscales, así como una de carácter empresarial, para constituir el Consejo Asesor Fiscal Municipal.
Por la parte ciudadana, lo suscribieron, el C.P.C. José Paúl Hernández Cota, de la Academia de Estudios Fiscales de Baja Cfa., A.C., el C.P.C. Pedro Trejo Martínez, del Colegio de Contadores Públicos de Baja California, A.C., el Lic. Diego Monsiváis Franco, del Colegio de Notarios del Estado de Baja California, A.C. y el Lic. Gustavo Fernández De León, de la Confederación Patronal de la República Mexicana, COPARMEX.
En la cláusula primera, del citado convenio, se establece que el objetivo del Consejo Asesor, es el realizar las acciones necesarias de organización, de administración, finanzas, coordinación y generación de espacios de acercamiento, entre el gobierno municipal y los organismos profesionales y empresariales del municipio de Tijuana, a fin de obtener las impresiones y opiniones profesionales, sobre temas relacionados con la materia fiscal en el ámbito municipal.
Efectivamente, es sumamente cómoda la postura de espectadores y críticos, pero es un compromiso ciudadano el aportar ideas o propuestas, para que las tareas de gobierno sean más claras y eficientes. Al coadyuvar en la solución de la problemática social, no podrán decir que ni se les toma en cuenta, y tendrán que reconocer, que es cierto aquello de que “Los toros se ven mejor desde la barrera”.
Entenderán que no es tan fácil gobernar. Al menos, que es mucho más difícil que observar y criticar. Ya se dió el primer paso. Que sirva el ejemplo, para cubrir otras áreas.
 gil_lavenants@hotmail.com

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